"Charlas de café, conversaciones poderosas"

La mención a la conversación de café seguro les significa mucho a los argentinos: les puede significar que es un lugar de intercambio, de pausa en el trabajo, de amistad; o les puede significar las interminables discusiones sobre cuestiones como el deporte, el sexo o la política, donde cada uno es un experto que puede dar cátedra durante horas.
Lo cierto es que la conversación de café es un clásico de los rosarinos. Son muy pocos los que se han privado de ese espacio tan gratificante que, sin embargo a menudo, es utilizado como sinónimo de banalidad o de inconducencia.
Se dice: “es una charla de cafe”, cuando alguien se pone en el lugar del impugnador del ocio y el exceso en los diálogos. Es cierto, además de compartir un encuentro con amigos en prolongadas y gratificantes charlas de café, puede ser que algunas conversaciones sean banales o inconducentes.
¡Claro, si toda nuestra vida está hecha de conversaciones!.
Desde hace un tiempo la Ontología del Lenguaje y varios aportes posteriores, no sólo de la filosofía sino también de la biología, dieron forma a una interpretación que deja atrás la idea que las cosas son como son, sino que son como las vemos e interpretamos; y que además el lenguaje es más que un mecanismo contable que sólo sirve para dar cuenta o describir; le atribuye al lenguaje la capacidad de crear acción.
Y si el lenguaje crea acción, las conversaciones son muy importantes, porque allí se despliega el poder del lenguaje.
Una familia es más feliz, una empresa es más eficiente, una sociedad es más justa y solidaria según la calidad de las conversaciones que la conforman.
Claro que para dar tanta importancia a la palabra y a las conversaciones este enfoque parte de que no sabemos cómo las cosas son, sólo sabemos cómo las vemos o cómo las interpretamos, por eso, somos observadores diferentes.
Y esta idea requiere de una ética de la convivencia, donde se respeten los puntos de vista porque nadie puede decir que tenga el apropiado que da cuenta exactamente como “son” las cosas.
Esta interpretación, la Ontología del Lenguaje, rompe con siglos de preeminencia del paradigma metafísico y permitió una manera de intervenir en la realidad que se basa en la fuerza del lenguaje, en el poder de las conversaciones.
De TODAS las conversaciones, se den en la casa, en la empresa, en el aula…o en el café.

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